¡Shabbat Shalom! Parashá B’midbar

Aquí hay un breve comentario de Baruch sobre la porción de la Torá de esta semana, Parashá B’midbar (En el desierto). La lectura es tomada de Números 1:1-4:20.

Parashá B’midbar

Este Shabbat comenzamos el cuarto de los cinco libros de la Torá. En español se llama Numeros, mientras que en hebreo se le conoce como “En el Desierto”. El título en español se deriva del hecho de que se enumera el número de hombres de cada tribu. En realidad, no es cada tribu, porque la tribu de Leví no se cuenta aquí:

“Y los levitas, a la tribu de sus padres, no se contaban entre ellos”. Números 1:47

¿Por qué no se contaron los levitas entre el resto de los Hijos de Israel en este pasaje de Números? La respuesta es porque se enfatiza en este texto que los levitas tenían un llamado especial: servir a la Señ-r. Servir a la Señ-r no depende de lo físico. Más bien depende de la voluntad de uno de aceptar su llamado y responder en obediencia. Lo que sea que pueda faltar o ser insuficiente, físicamente hablando, Di-s lo compensará. Un buen ejemplo de esto ocurrió durante los días de Eliseo. El rey de Aram quería capturar a Eliseo y envió su ejército para capturarlo en Dothan. Cuando el asistente del hombre de Di-s vio al gran ejército que rodeaba la ciudad, temió mucho y gritó a su maestro y le dijo: “¿Qué haremos?” Eliseo le comentó: “Hay más con nosotros que con ellos”.

Obviamente en el dominio físico esto no era cierto, pero aquellos que sirven al Señ-r no residen sólo en el reino físico. Eliseo oró y le pidió al Señ-r que abriera los ojos de su asistente al reino espiritual, es decir, a la realidad; y vio que la montaña junto a la ciudad estaba llena de caballos y un carro de fuego estaba alrededor de Eliseo.

Di-s proveerá todo lo que sea necesario para completar las tareas que Él nos llama a hacer.  Sólo necesitamos seguir en obediencia, que es el resultado de una fe bíblica. Esto es lo que revela el final del primer capítulo de Números. Uno lee:

“Y los Hijos de Israel hicieron de acuerdo con todo lo que HaShem ordenó a Moisés, así lo hicieron”. Números 1:54

Este versículo parece ser redundante, pero no lo es. La primera vez que aparece el verbo ויעשו se relaciona con el esfuerzo de los Hijos de Israel. La segunda vez que aparece עשו, se relaciona con el Señ-r ayudando a la gente a completar el servicio. No podemos servir al Señ-r sin la participación del Espíritu Santo, y con Su ayuda, todas las cosas son posibles.

¡Shabbat Shalom! Parashá Bejukotai

A continuación, un breve comentario de Baruch sobre la lectura de la porción de la Torá de esta semana, Parashá Bejukotai (En Mis Estatutos). La lectura está tomada de Levítico 26:3-27:34.

Parashá Bejukotai

El nombre de la porción de la Torá de esta semana establece exactamente lo que HaShem quiere de cada creyente en el Mesías Yeshúa; eso es andar en Sus estatutos. A menudo, cuando los cristianos escuchan esto, se muestran reacios a esta idea porque suena como legalismo o volver a estar bajo la Ley. Nada mas lejos de la verdad. El legalismo se relaciona con una salvación basada en la obediencia. Esto no es lo que enseña la Escritura; sin embargo, ¡la salvación debe conducir a la obediencia! La siguiente pregunta es “¿Obediencia a qué?” La respuesta es la Palabra de Di-s.

Recientemente me hicieron esta pregunta y cuando respondí, “La Palabra de Di-s”, la persona se sintió aliviada y comentó: “Bien, pensé que ibas a decir los mandamientos”. ¿No son los mandamientos parte de la Palabra de Di-s? ¿Cuál es este punto de vista común de que de alguna manera los mandamientos ya no son apropiados o relevantes para los creyentes? La respuesta es frecuentemente que como creyentes ya no estamos bajo la Ley. Esta frase, “Ya no más bajo la Ley” se relaciona con el juicio y de ninguna manera debe entenderse que la Ley ya no tiene relevancia para el seguidor de Yeshúa.

El hecho del asunto es este, la obligación o el requisito de guardar la Ley solo es vinculante para uno mientras está vivo. La muerte libera de la obligación de vivir conforme a la Ley o sufrir el castigo. Como seguidor del Mesías Yeshúa, acepto la declaración de Pablo de que los creyentes mueren con el Mesías. Asimismo, como creyentes, cuando Yeshúa resucitó de entre los muertos, resucitamos con Él. Por lo tanto, puesto que la muerte del Mesías es mi muerte, el castigo de ser un infractor de la Ley, es decir, un pecador, ya me ha sido impuesto en la Cruz del Mesías. Entonces es bíblicamente correcto decir que estoy libre del castigo de la Ley y ya no estoy obligado a guardar la Ley / Torá. Sin embargo, decir que la Ley ya no es relevante para el creyente es absolutamente incorrecto.

Recientemente me preguntaron si hay alguno de los mandamientos de la Torá que el creyente está obligado a cumplir. Antes de responder a esta pregunta, debo saber cuál es la intención de las palabras “obligado” o “requerido”. Si la intención es ser aceptado en el Reino de Di-s, la respuesta es: “No, ninguno”. Muchos creyentes, al escuchar esto, se tornan y se van aliviados y felices. Pero esta no es la respuesta adecuada. El aspecto clave de la pregunta es “obligado” o “requerido”. Los creyentes no están obligados ni requeridos a hacer nada para ser salvos, es un regalo de Di-s, por medio de Su gracia, que se recibe por fe.

La respuesta apropiada de un verdadero creyente es querer caminar en la justicia de la Ley. Esto es lo que dice Pablo en Romanos capítulo 8 . Los únicos que pueden hacerlo son los que andan en el Espíritu. El propósito principal de alguien que recibe el Evangelio es que él o ella no quieren vivir en pecado. La Torá todavía define qué es el pecado. Aquí está la conclusión de este asunto.

Cada creyente debe querer vivir en obediencia a la Palabra de Di-s, toda la Palabra de Di-s. Aunque la muerte del Mesías Yeshúa me libera absolutamente de la Torá (el castigo de la Torá y cualquier obligación hacia ella), no hace que la verdad de la Torá sea nula e inválida. Como creyentes, estamos llamados a meditar día y noche en toda la Escritura y, bajo la dirección del Espíritu Santo, aplicar toda la Escritura a nuestra vida.

Casi la mitad de los mandamientos de la Torá ya no son posibles de cumplir por una variedad de razones, la razón principal siendo que no hay un Templo. La destrucción del Templo no es un hecho aleatorio, sino parte del plan de Di-s. Dado que la Torá debe verse como una unidad, y si hay incluso un mandamiento que no se puede cumplir, entonces la Torá no está en vigor, pero aún tiene validez. Una vez más, tenga en cuenta que no dije: “La Torá no es relevante”.

La Torá para el creyente en esta época no es un instrumento de juicio, pero contiene mucha sabiduría y debe ser utilizada bajo la iluminación del Espíritu Santo para guiar el caminar de uno con Di-s. Recuerda, la salvación te ha llegado por la fe para que puedas ser libre del pecado y caminar en la novedad de vida, es decir, la obediencia que demostró el Mesías Yeshúa.

¡Shabbat Shalom! Parashá Behar

La porción de la Torá de esta semana es Parashat Behar (en una montaña). La lectura es de: Levítico 25:1-26:2.

Parashá Behar

En la porción de la Torá de esta semana, se menciona Shabbat; sin embargo, no es el Shabbat del Séptimo Día, sino dos tipos adicionales de Shabbat, Shemitá y Jubileo. Shemitá es cuando uno no siembra la tierra en el séptimo año, mientras que el Jubileo es el quincuagésimo año después de la observancia de los siete ciclos de Shemitá.

He escuchado a más y más maestros cristianos de la Biblia hablar sobre Shemitá. Un líder mesiánico que escribió un libro popular declaró: “Para la nación que se aparta de Di-s, la Shemitá se convierte en una señal de juicio”. El vínculo entre Shemitá y el juicio no es un concepto que exista en el judaísmo. Naturalmente, cada vez que uno desobedece un mandamiento bíblico, el resultado es el juicio. El problema que tengo es que relacionar únicamente a Shemitá con el juicio es simplemente una violación de su propósito bíblico. Debido a que el año del Jubileo es un año adicional de Shemitá, después de siete ciclos completos de Shemitás, obviamente hay una conexión entre estos dos términos.

El mensaje bíblico de Shemitá es claro. Primero, se trata de liberar a las personas de la esclavitud de la deuda. Es importante entender esto dentro del contexto apropiado. Debido a las leyes de Shemitá, los préstamos no eran por largos períodos de tiempo. Terminarían al comienzo del año Shemitá; por lo tanto, uno no haría ningún préstamo por más de seis años. Por lo tanto, nunca se concedió crédito a una persona que no se consideraba capaz de pagar el préstamo en menos de seis años. La esclavitud de la Biblia no se relaciona con la forma bárbara practicada en los Estados Unidos, sino que requería que alguien que no cumpliera con un préstamo sirviera al acreedor hasta la conclusión del plazo del préstamo, es decir, el año Shemitá. Aunque este primer principio era parte del mandamiento Shemitá, era de importancia secundaria al segundo principio.

Este segundo principio se enfoca en el corazón de lo que se revela en la Parashá de esta semana. Antes de discutir este principio, uno debe recordar que el mandamiento para Shemitá no se aplicó a todas las tierras (campos y viñedos), ¡sino solo a aquellas dentro de las fronteras de Israel! La instrucción principal con respecto a Shemitá es no sembrar la tierra. Esto plantea un problema grave; es decir, ¿qué comer en el tiempo de la cosecha y el año siguiente? Aquí es cuando entra en discusión la fidelidad de HaShem . Uno lee:

“Y el Shabbat de la Tierra os será para comer…” Levítico 25:6

¿Qué es exactamente el “Shabbat de la Tierra”? La respuesta a esta pregunta aparece en el versículo anterior.

“La ספיח  de tu cosecha no cosecharás o las uvas de tus vides desnudas no recogerás, será un año de Shabat para la Tierra”. Levítico 25:5

No traduje la segunda palabra de este versículo porque es la clave para llegar a una comprensión adecuada del texto. El término ספיח  se relaciona con el producto del campo o de la viña que surge naturalmente. O se podría decir el producto que el Señ-r provee al pueblo. Este producto se puede comer (ver versículo 6), pero no se puede cosechar. La ספיח  tiene un estatus especial conocido en hebreo como הפקר que significa “sin dueño”. Cualquiera puede venir y tomar el producto que sube de la tierra y comer. ¡Espera! ¿Pensé que la Escritura decía que estaba prohibido cosechar? Esto es cierto, pero uno debe entender lo que implica el término cosecha según la Biblia. Cosechar es cuando el dueño toma el producto de la tierra con el fin de venderlo o almacenarlo y comer de él en un momento posterior. Esto está prohibido durante el año Shemitá; sin embargo, cualquiera puede venir y tomar del producto de la tierra, si come de él el mismo día

Aquí está el punto que es importante para entender. Shemitá no se trata del juicio de una manera única. Nuevamente, si Israel viola el mandamiento de Shemitá, obviamente el juicio vendrá como con cualquier otra violación de un mandamiento. Shemitá es un medio por el cual Di-s manifiesta Su provisión a Su pueblo obediente. Este mandamiento enseña al pueblo que su sustento no depende de ellos mismos ni de su trabajo, sino que depende en última instancia de Di-s, quien puede satisfacer las necesidades de su pueblo por medios sobrenaturales.

Cuando uno habla del año del Jubileo, encuentra que el Señ-r proveerá lo suficiente en el sexto año (recuerde que el número seis se relaciona con la gracia) para tres años.

“Y si decís, ‘¿Qué comeremos en el séptimo año, he aquí que no hemos sembrado ni hemos recogido el producto (de la Tierra)? Mandaré Mi bendición para ti en el sexto año y el rendimiento será de tres años. Levítico 25:20-21

Finalmente, uno aprende que cuando el pueblo de Di-s obedece al Señ-r y confía en Su fidelidad, Él no solo proporciona sustento, sino que también da seguridad, en la tierra, del enemigo (Ver versículo 19).

¡Shabbat Shalom! Parashá Emor

La Porción de la Torá de esta semana es Parashá Emor (Diles) Levítico 21:1-24:23. Aquí hay un breve comentario de Baruc:

Parashá Emor

La porción de la Torá de esta semana contiene una parte fundamental de la observancia judía: las festividades. Con frecuencia, personas que no son judías me preguntan: “¿Debo guardar las festividades bíblicas?” Mi respuesta es la misma ya sea que uno sea un creyente judío o un creyente gentil. Primero, se debe reconocer que es físicamente imposible mantener estos festivales. Incluso si uno viaja a Jerusalén con la intención de celebrar la fiesta, no encontrará allí un altar (o un Templo) sobre el cual hacer su sacrificio.

Quizás éste responda, “Yeshúa es mi sacrificio, solo quería adorarlo en este día Santo y reconocerlo este día y a Él de una manera especial; ¿No debo reconocer esta fecha y apartarla de alguna manera?” Esta última afirmación es muy diferente a la anterior. Es muy diferente que uno reconozca que esta es la fecha de una fiesta bíblica y quiera estudiar el mensaje y las prácticas de esta fiesta y apartarlo para la adoración que intentar guardarlo.

Ciertamente es permisible que uno reconozca el significado de una fecha y la festividad que se observó en esa fecha y estudie sobre la festividad y adore a Di-s de una manera que esté relacionada con el mensaje de la festividad. Esto es bueno y creo que puede ser muy beneficioso espiritualmente. El problema es cuando uno comienza a sentir que es pecaminoso que un creyente no celebre la festividad o crea que él realmente la está guardando.

Romanos 14 ofrece una enseñanza clara de que si uno desea apartar un día para adorar a Di-s de una manera única, esto es aceptable. Sin embargo, si uno no lo hace y usa cada día para adorar a Di-s y darle gracias, éste no ha pecado. De hecho, ambos se están comportando de una manera que está enraizada en el deseo de reconocer a Yeshúa y darle gracias. Las festividades sí revelan la verdad concerniente a la Persona y Obra del Mesías Yeshúa y deben ser estudiadas. Personalmente, lo encuentro agradable y me ayuda espiritualmente a seguir el calendario bíblico y marcar las fiestas y separar estos días. Pero ¿es obligatorio? ¿Lo requiere el Señ-r? ¿Es pecado no hacerlo? La respuesta a todas estas preguntas es no. No lo hace.

Diré que es extraño para mí por qué un creyente no le da significado a una fecha en la que se observa un festival bíblico, pero luego reconoce otro día que no tiene significado bíblico y muchas veces es de origen pagano y se esfuerza por celebrar eso.

En los EE. UU. hay un día que se llama Día de Acción de Gracias. Ciertamente no es pagano; de hecho, sus orígenes están enraizados en su nombre, simplemente un deseo de agradecer a Di-s por las bendiciones que Él brinda. Recuerdo que me invitaron a una asamblea cristiana local la noche antes del Día de Acción de Gracias con el propósito de enseñar el concepto bíblico de dar gracias al Señ-r. Acepté con gusto. Cuando me iba, uno de los miembros me invitó a enseñar en otro evento que la congregación iba a tener en unas pocas semanas. No pude aceptar esta invitación porque era durante Janucá y había un compromiso previo que había hecho. Compartí esto con este caballero, y él no solo se confundió, sino que me condenó mucho de que yo participaría en cualquier cosa que tuviera que ver con Janucá. Le expliqué que Yeshúa subió a Jerusalén para participar en la celebración allí (VerJuan 10:22).

Este es el juicio contra el cual Pablo advierte enérgicamente en Romanos capítulo 14. Un versículo muy importante de este capítulo es el versículo 5,

“…cada uno en su propia mente esté plenamente convencido”.

Buenos consejos para el buen comportamiento.

¡Shabbat Shalom! Parashá Kedoshim

La Porción de la Torá de esta semana es Parashá Kedoshim (Santos) y la lectura es de Levítico 19:1-20:27.

Parashá Kedoshim

En la porción de la Torá de esta semana, la idolatría es un tema importante. El Señ-r advierte del grave delito de ofrecer un niño a Moloc, un falso dios pagano. Alguien que sea sorprendido cometiendo un pecado tan atroz recibirá la pena de muerte. Naturalmente, este castigo fue administrado por lapidación. ¿Quién está llamado a administrar esta lapidación? La respuesta es la gente de su comunidad. En el capítulo 20 y el versículo 4, se lee cuál será la respuesta si esta comunidad no cumple con la pena de muerte.

En este caso, no sólo se castiga al hombre, sino también a su familia. De hecho, el versículo dice:

“Y si el pueblo de la tierra ignora con los ojos a ese hombre, cuando da su descendencia a Moloc, sin darle muerte, pondré mi rostro contra ese hombre y contra su familia y Exterminaré de en medio de su pueblo a él y a todos los que se extravían tras él para prostituirse tras Moloc. Levítico 20:4-5

Es importante notar que cuando la comunidad respondió correctamente, solo el hombre fue castigado; pero cuando la comunidad ignoró este pecado, tanto su familia como otros que siguieron en esta maldad también fueron castigados por el Señ-r. ¿Por qué es esto? La respuesta es que cuando una comunidad ignora el pecado, entonces el individuo tendrá una influencia sobre los que le rodean, primero su familia y luego los demás; y al final la condición espiritual de la comunidad sufre significativamente más.

Hoy, hay una epidemia dentro de muchas comunidades creyentes. ¿Qué es esta epidemia? Es que el pecado no se trata como el asunto serio que es. No es una coincidencia que en esta misma sección del capítulo 20 (ver versículos 9-21) se mencionen pecados graves adicionales. Cuando uno comete un pecado, es verdaderamente triste. Di-s es misericordioso, la sangre del Mesías limpia y, por supuesto, hay perdón disponible para el creyente. Este es el poder y la gran bendición del Nuevo Pacto ratificado con la sangre de Yeshúa. A menudo, el término “restauración” se usa al tratar con el pecador verdaderamente arrepentido.

Es muy significativo que uno comprenda las implicaciones del uso del término restauración. Tal vez sea necesaria una palabra adicional para ayudar a uno a comprender correctamente la intención del uso de la restauración. Esta palabra sería reconciliación. Consideremos un ejemplo que nos ayude a llegar a la conclusión adecuada.

Si un líder espiritual cae en un pecado como el adulterio, la comunidad debe tomar las siguientes acciones.

  1. Lleva a este líder al arrepentimiento. Solo después de que reconoce su pecado y busca el perdón de aquellos a quienes ha ofendido, puede comenzar el proceso de restauración.
     
  2. La comunidad necesita orar y actuar de todas las formas posibles para ayudar a facilitar la reconciliación entre el líder y su esposa, hijos y otros miembros de la familia.
     
  3. La comunidad misma necesita sanar de esta traición.
     
  4. Aquí está el error más frecuente que se comete. Nunca, y quiero decir nunca, debería la comunidad intentar restaurar a este hombre a su anterior posición de liderazgo. Muchos pueden escuchar esto y sentir que estoy limitando la gracia y el poder de Di-s para lograr una restauración completa. ¡No lo estoy!

Cuando la comunidad tiene como objetivo la restauración de su líder caído, ejerce una presión injusta sobre la esposa y los hijos para que se unan a la restauración; y si a la esposa le lleva mucho más tiempo sanar que a la comunidad sanar, entonces a menudo se la considera implacable y carente de espiritualidad. Esto, por supuesto, es una percepción falsa con respecto a la esposa.

Recientemente leí con profunda tristeza de un pastor cristiano que fracasó moralmente, y solo habían pasado unos días cuando los miembros de esta iglesia declararon que esperaban la “restauración” del pastor y lo que Di-s le iba a enseñar para compartir con ellos sobre este incidente. Permítanme decir algo que puede ofender a algunos, pero cuando uno comete adulterio no se debe colocar sobre el cónyuge ofendido ninguna suposición de reconciliación. Según la Ley, el que ha cometido adulterio debe ser apedreado. Damas y caballeros, Yeshúa no cambió la gravedad de este pecado. Tampoco dijo que el castigo no está justificado. Más bien Yeshúa dijo: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Ciertamente yo no estoy libre de pecados. Creo que todo hombre puede decir con respecto a este pecado: “Que si no fuera por la gracia de Di-s, allí iría yo”.

El cónyuge ofendido puede necesitar un tiempo significativo para sanar. Mi preocupación es que la iglesia está lista para que las cosas vuelvan a ser como antes demasiado rápido. Personalmente, no creo que un hombre que haya cometido adulterio deba dirigir una congregación. Me doy cuenta de que muchos no están de acuerdo conmigo, pero permítanme ser más claro con respecto a mi declaración anterior: nunca se debe regresar al mismo púlpito.

La familia necesita tiempo para sanar sin ninguna consideración de una supuesta “restauración”. Este problema es muy importante y debe manejarse con amor, compasión y perdón. Pero por favor recuerde, el que necesita la mayor cantidad de oración, gracia y amor es el cónyuge ofendido. El no reconocer esto tanto de palabra como de hecho impedirá que la familia experimente verdaderamente una reconciliación piadosa. De hecho, lo último que la congregación debería considerar es devolver al ofensor al púlpito.